100 años en Azul y Blanco

Zorionak Glorioso!

¡Estamos de centenario, 100 años! Alcanzar este día significa mucho más que un número redondo, significa tradición, unión, superación, identificación, compromiso, admiración…  para que hoy en día una entidad deportiva alcance 100 años de existencia es imprescindible el apoyo y sustento de sus fieles.

Fieles que han seguido al equipo por todas las categorías del fútbol nacional, que han disfrutado en las victorias, que han sufrido en la derrota y a pesar de los muchos  momentos difíciles que ha atravesado el club, siempre han estado ahí, arrimando el hombro para que el D. Alavés sea lo que hoy en día es.

A mi me llegó el sentimiento albiazul nada más nacer, mi padre fiel de la General, me llevó a Mendizorroza desde bien pequeño. Me contaba como se colaba en el campo de la mano del primer señor bienintencionado que le agarraba de la mano. Crecí escuchando de mi padre historias de Larzabal, Gorospe, Larrauri, Frechilla, Montejo, Urbina, Ortigosa, Basterrechea, Valdano, Señor, Sarasola, Eliseo Salamanca, Frutos…

Mis primeros recuerdos son de los años 90, recuerdos y sentimientos que nuestro equipo no ha parado de crear a lo largo de su historia. Recuerdos y sentimientos que aunque pasen las temporadas, permanecen nítidos para siempre en mi nuestra memoria.

Recuerdo como si fuera ayer gritar junto a mi madre, en lo alto de Polideportivo, el gol de Ivan Campo contra Las Palmas, a Castillejo, Lasheras, Serrano y Codina, el 8-5 frente al R.Unión. Recuerdo subir a las oficinas del club por una escalera estrecha, tras la grada de Cervantes, donde mi padre me hizo accionista, mientras  yo salía con la bufanda más bonita del mundo. Recuerdo los carnets llenos de agujeros y las tristes noches de play-off que nos devolvían al grupo II. Recuerdo la camiseta Copy, el ascenso de Jaén, a Txutxi Aranguren y a Mané. Recuerdo un Ecija–Alavés en casa de Asun al lado de Compañón, cuando el Canal + era cosa de unos pocos. Recuerdo la casi promoción de Sestao, a Karmona, Berruet y Desio, las noches de copa y bocata, el chándal de Astore y el gol de Serrano a Illgner. Recuerdo las miradas con mi primo desde lo alto de la valla tras los goles frente al Rayo, también a ese aficionado, que no sólo subía la valla, sino que la saltaba y celebraba los goles junto a los jugadores. Recuerdo la vuelta al campo en el ascenso del 98, el recibimiento en la Virgen Blanca y la remodelación de Mendizorroza. Recuerdo el debut de Asier Salcedo, los derbis, el gol de Sivori al Villarreal y la salvación el día de la Real. Recuerdo el liderato, la camiseta naranja de Luanvi, los rizos de Coloccini, la clase de Jordi Cruyff y la zurda de Tellez.  Aun celebro los golazos de Javi Moreno mientras recuerdo  como Pablo se acerco a mi, (recogepelotas de la Real) para regalarme su camiseta en Anoeta. Recuerdo a mis amigos golpeando la chapa de Polideportivo, las noches de la UEFA, el gol de Gañan en Kaiserslautern y cada recorte de Contra en Dortmund. Recuerdo llorar en los descensos, a Celedón echando a Piterman, el no ascenso en Eibar, la invasión de campo en el gol de Toni Moral

Pero sobre todo, me acuerdo de los goles, goles seguidos de abrazos y de una bufanda albiazul al viento…

Cada generación con sus momentos, sus jugadores, sus amigos y familiares pero con un nexo común, el azul y blanco del Deportivo Alavés.

Zorionak Glorioso estuvimos, estamos y estaremos siempre juntos. Beti Alavés!