Yo, jugué en el Girona FC

 

Aunque poca gente lo sabe, yo jugué en el Girona F.C.

Apenas puedo justificar esta etapa con un par de fotos borrosas y un gol en competición oficial, en Copa Catalunya en Premià de Mar, a pase de Gabri y dejada de Jito. (VIDEO)

 

Verano de 2008, tras una gran temporada en el filial de la Real Sociedad, (pichichi del equipo con 10 goles), tuve que decidir, seguir ligado al club y salir cedido a 2ºB ó intentar llegar al futbol profesional de la mano de otro club.

Cuando tenía decidido renovar mi contrato, llegó la propuesta del Girona F.C. Tres años de contrato en un equipo recién ascendido a 2ª División, dirigidos por Raul Agne. Hubo poco que pensar.

“Si quieres ser futbolista, adelante.” Me dijeron mis  padres.

 

De esa manera aquel Manu de 22 años, hacía las maletas, dejaba atrás ocho maravillosos años en la Real Sociedad y cogía la AP-2, un Julio de 2008, buscando su sueño. Me seguían en coche mis padres, cubriéndome las espaldas, como siempre y sintiendo que el niño se iba de casa, esta vez, para no volver. Volví en un mes, pero entonces no lo sabían.

 

Empecé la pretemporada con muchísima ilusión, había entrenado mucho (o eso pensaba), para llegar en buenas condiciones e intentar superar una pubalgia que llevaba arrastrando durante medio año.

Me encontré un grupo veterano, ya cohesionado, conocedor de la metodología del entrenador y de un gran nivel futbolístico. Triples sesiones, entrenamientos durísimos, inexperiencia, falta de confianza, rivalidad interna,  falta de adaptación, altas expectativas del club, necesidad de rendimiento inmediato… todo ello unido a la pubalgia y un pequeño esguince, fueron las consecuencias de que mi periodo en Cataluña fuera tan breve.

A falta de una semana del inicio de Liga, el técnico me reunió en una de las porterías de Montilivi.

 “ Queremos que salgas cedido, al Lorca, no estas respondiendo a nuestras expectativas. Vamos a apartarte del equipo”

 

Desde el día siguiente entrené en un campo anexo, con un preparador físico apartado del equipo. Fue una semana muy difícil en lo psicológico, desilusión, incertidumbre, frustración. Sin embargo, sin saberlo, adquirí experiencia, conocí un vestuario profesional, los intereses de la élite, la necesidad de un rendimiento inmediato, la competitividad interna, la exigencia física y la falta de tiempo.

Descubrí la realidad del mundo del fútbol, no todo son sonrisas, dinero, reconocimiento, entrevistas, premios, goles, campos llenos.

En este mundo o rindes o no vales, o sirves o te apartan a un lado.

 

Al mes y medio de llegar, rescindí el contrato, deshicimos el camino y llegué a Irún, motivado, dispuesto a demostrar que se habían equivocado y aunque no lo sabía siendo mucho mejor futbolista, no en lo técnico, no en lo táctico, pero si en lo mental.

Se estaba forjando el Manu, que años más tarde, con la madurez, si podría disfrutar del fútbol profesional.

 En Girona, aun, no estaba preparado.